Un Carisma sin fronteras
Las Hijas de la Iglesia, como su nombre lo indica, tiene como misión “Conocer, amar, testimoniar la Iglesia”.
Decía Madre Oliva, su Fundadora: “La Santa Iglesia no es conocida, no es amada, porque no es conocido el Amor que la engendro en el dolor”.
Donde está la Iglesia, allí estamos, nos sentimos en casa, Ella es nuestra madre, que nos acoge con manos y corazón abierto. Donde la Iglesia a través de sus pastores, nos llama, allí estamos. Nuestra presencia en las Arquidiócesis de Quito- Tumbaco y Portoviejo, está precisamente para esto: “Servir a la Santa Iglesia a través de la oración y la evangelización”.
Por eso nuestra presencia donde quiera que estemos es significativa.
La Iglesia en Ecuador es una Iglesia viva: Pastores, religiosos y laicos están comprometidos como discípulos y misioneros, en especial la Fraternidad Hijos de la Iglesia, que la enriquecen ahora los jóvenes para formar parte de Ella; son presencia significativa.
Las Hijas de la Iglesia continúan llevando la “buena noticia” con su testimonio de vida silenciosa, alegre y disponible. Que María Madre de la vida, Santa María del cenáculo y Nuestra Señora de la Alegría acompañen, guíen e indiquen el camino a seguir.
