La emergencia educativa nos desafía y como Hijas de la Iglesia hemos intentado responder a través de algunas comunidades que se dedican a enseñar a niños y jóvenes, incluso después de la escuela en los contextos más difíciles; otras se ocupan de las más variadas pobrezas y acompañan a muchas personas marcadas por diversas incomodidades o marginadas, para que también puedan recuperar su dignidad aprendiendo a conocer sus derechos.