Puerta del cielo
En 1958, en Lourdes, se realizan solemnes celebraciones y manifestacions de fe por el centenario de las apariciones de la Virgen a Santa Bernadette y la pequeña familia religiosa de las Hijas de la Iglesia, que tiene sólo veinte años de existencia, no ha cruzado aún las fronteras de Italia. El amor filial a la Virgen, de su Fundadora, Madre María Oliva Bonaldo, hace nacer en su corazón el deseo de estar presentes en el santuario de Lourdes, con una comunidad de hermanas dedicadas a la Adoración Eucarística.
Madre Oliva no quiere perderse la ocasión del Centenario y se apresura a comunicar a Monseñor Théas, entonces Obispo de Tarbes-Lourdes, su profundo deseo. Entre Monseñor Theas y nuestra Fundadora comienza una breve correspondencia y en respuesta a la petición, en el otoño del mismo año, el Obispo así se expresa: «¡Es la Virgen quien las envía!».
La Adoración comenzó el 8 de diciembre de 1958 en la Capilla de la acogida de peregrinos, en la Basílica del Rosario, dentro del Santuario. El boletín religioso de la Diócesis define el comienzo de la Adoración "una gracia del Centenario" y Monseñor Théas agrega: "la gracia más bella del Centenario".
Jesús Eucarístia tiene su lugar pero las hijas dela Iglesia aún no tienen un hogar en Lourdes. Por lo tanto, las primeras Hijas de la Iglesia mandadas para dar comienzo a la Adoración se ponen inmediatamente a la búsqueda de un casa. Sólo dos días después del comienzo de la Adoración, Madre María Oliva comunica a todo el Instituto que en el día de la Fiesta de la Santa Casa de Loreto, 10 de diciembre, la Virgen nos ha ayudado a encontrar lo que buscábamos; es un edificio bastante capaz, ubicado frente al Moulin de Boly, el lugar del nacimiento de Santa Bernadette.
La fundación de «Janua Coeli» es un evento que involucra a todo el Instituto. El 24 de junio de 1959, nuestra Fundadora escribió que había cerrado, con profunda gratitud a Dios, los veinte años de vida del Instituto a los pies de la Virgen, en la Gruta.
En los años de nuestra presencia en Lourdes, la Iglesia local nos ha pedido diversos servicios apostólicos y hemos tratado de responder siempre inspirándonos a la Palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia, así indicado por nuestra Fundadora: ser más "contemplativas y, por qué tales, apóstoles":
* Acogida de peregrinos de diferentes idiomas, tanto en el Santuario como en la Casa donde nació Bernadette, el "Moulin de Boly".
* Catequesis en la Parroquia.
* Animación litúrgica en el Santuario.
* En los primeros años visitamos a las familias llevando casa por casa la Palabra de Dios y de la Iglesia, como también otras publicaciones religiosas, dando prioridad al Magisterio de la Iglesia.
* Oración de Adoración Eucarística en el Santuario.
El sentido de la grandeza de Dios, su amor infinito por el hombre, conduce a una visión de fe y amor, de modo que el encuentro con los hermanos constituye un contacto con Jesús que vive en el prójimo. La oración de adoración quiere llevarnos a una vida de adoración: "Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad" (Jn 4, 23). La propuesta es ardua, implica "la salida de su tierra", con la certeza, sin embargo, de que lo que Dios le pide es ante todo por su propio bien, luego por el de los demás; y siempre fuente de profunda gratitud a Dios, constatar que nuestra misión es muy actual.
Vivimos en una sociedad caracterizada por la pérdida del sentido de Dios y, con esto, del no respeto por la dignidad humana. Nuestra misión, poniendo la Eucaristía al Centro, ofrece un entorno favorable para ayudar al hombre de hoy a reflexionar y dar respuestas a las preguntas más profundas y verdaderas. Muchos de los aproximadamente seis millones de peregrinos que van a Lourdes cada año, se detienen durante mucho tiempo ante el Señor, especialmente los enfermos, acompañados siempre de "buenos samaritanos" de nuestro tiempo, atentos y premurosos hacia los que sufren.
Lo que dijo el Cardenal Roncalli, que más tarde se convirtió en Papa Juan XXIII, el 25 de marzo de 1958, sigue siendo cierto: "Todos los Santuarios de María se han convertido, ante todo, en Centros Eucarísticos; pero en Lourdes esto se ve claramente y en vastas proporciones”.