La pequeña comunidad de las Hijas de la Iglesia llegó a la parroquia de San Alberto, en la región del César, Colombia, el 24 de junio de 1988, por invitación del P. Rodrigo Sánchez y con la aprobación del Obispo Mons. Ignacio Gómez Aristizabal, con gran alegría de las hermanas y de los fieles.En ese momento la ciudad se vio empañada por la violencia de los diferentes grupos de guerrilleros armados, y se respiraba un aire de miedo, silencio y terror, que también creó un clima de desconfianza e incertidumbre. Las Hermanas se colocaron junto a las personas, testigos de su dolor y sus lágrimas, pero también de la esperanza cristiana, que buscaban alimento en la Palabra de Dios y la Oración.
Insertandose en la parroquia se han preocupado para colaborar en el gran compromiso del Pastor y construir una nueva imagen de Parroquia a través de la formación de líderes comprometidos con la evangelización y la promoción humana, anunciadores de la Buena Noticia del Reino de Cristo en los barrios de la ciudad y en el campo. También se dedican a la educación y la enseñanza de la religión en las escuelas.
Hoy, como entonces, continúa el ministerio social entre los pobres de pan e incluso los pobres de Dios; la pastoral de la compasión en las visitas a las familias y especialmente a los enfermos; mucho esfuerzo se prodiga tanto en la catequesis de jóvenes y adultos, como en el cuidado de las celebraciones litúrgicas, que brota de la oración personal y comunitaria.