La Comunidad nació del deseo apostólico de ir a las zonas menos asistidas y más pobres y el sueño se logró el 18 de de enero de 1993. La parroquia tenía unos 80.000 habitantes, la mayoría de ellos huyendo de situaciones de violencia y discriminación social; y en el barrio reinaban la violencia, las drogas, la prostitución y la delincuencia.
Las Hermanas se insertaron en esta difícil realidad y se han integrado en la misión parroquial, con especial atención, dando consuelo y sosteniendo la esperanza de los pobres. Se dedican a la catequesis, la animación litúrgica y la educación, la pastoral social, la formación de los ministros extraordinarios de la comunión, el apoyo en el camino de fe de la gente, tratando de realizar el deseo de la Fundadora de ser "procesión de Dios entre los hombres". Para llegar a los más pequeños y para el sustento de la Comunidad también emprendieron la enseñanza en las escuelas más pobres.
La Comunidad sigue particularmente, un grupo de niñas con alto riesgo a causa de la pobreza y la situación familiar, y las ha incluido en el programa "Manitas Creativas"; les ofrecen apoyo escolar con la intención de ayudar en su formación integral, para el adecuado desarrollo de su personalidad y una mayor calidad de vida, a través de diversas herramientas educativas y pedagógicas; no falta todos los días una merienda abundante que ayuda a crecer físicamente.