V Domingo del Tiempo Ordinario

V Domingo del Tiempo Ordinario

Mar, 01 Feb 22 Iniciativas de pastoral juvenil

El pasaje bíblico correspondiente a este domingo habla de la vocación de los primeros discípulos en el evangelio de Lucas. Como muy bien sabemos, Lucas no pretende registrar los hechos tal como sucedieron; él hace una lectura teológica de los acontecimientos, y en nuestro pasaje podemos descubrir con bastante claridad algunos elementos claves del discipulado según san Lucas: entre ellos me parece importante destacar los siguientes: 

  • No se puede seguir a quien no se conoce: los discípulos ya conocían a Jesús, tenían un conocimiento previo del Señor, Jesús ya había estado en la casa de Simón Pedro, donde había curado a su suegra de la fiebre. En el pasaje de hoy vemos que Jesús sube a la barca de Simón, le pide que se aleje un poco de tierra, y esto refleja ya una confianza, un conocimiento previo. Simón Pedro ya sabía de Jesús, ya había sido beneficiado directamente por Jesús. Es que una persona se hace discípula de Jesús después de haber escuchado sus palabras y haber observado las obras poderosas del Señor. 
  • Jesús llama a pecadores y marginados. Simón Pedro cayó de rodillas a los pies de Jesús diciendo: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador” y la respuesta de Jesús a Pedro y a sus compañeros no se hizo esperar; le dice: “No temas”, y con esta expresión le está manifestando que ya está perdonado. Encontrarse con la grandeza de las obras del Señor hace que Pedro reconozca, en primer lugar, su indignidad, su pecado. Es que el reconocimiento del pecado es requisito para comenzar un camino de seguimiento a Jesús; es que Jesús es el Señor del perdón, el Señor de la misericordia, el Señor del amor. Se acoge el perdón para predicarlo; solamente después de haberse sentido perdonado se puede predicar la magnitud del perdón. Es que el Señor vino a salvar lo que estaba perdido: “No he venido a buscar a los justos, sino a los pecadores”. Y esta es también la misión del discípulo.
  • El llamado incluye una responsabilidad misionera. Simón Pedro y los otros discípulos que estaban con él se maravillan ante los signos que realiza Jesús; en esta ocasión les ayudó a sacar peces en abundancia: “Pescaron tan gran cantidad de peces, que las redes se reventaban” y además les perdonó de sus pecados; ahora, los envía, les confía una misión: “De ahora en adelante serás pescador de hombres”. El discípulo que ha sido tocado profundamente por el Señor no puede quedarse inactivo, necesariamente comunica su experiencia, quiere que otros experimenten el gozo y la libertad que él vive. Entonces se siente llamado a acercarse a sus hermanos, pues quiere ganarlos para Dios. Jesús capacita a sus discípulos para que puedan salvar a otras personas, pues la tarea fundamental del discípulo del Señor es salvar vidas.
  • Un camino de seguimiento a Jesús: “Y dejándolo todo, le siguieron”. De ahora en adelante ellos no van solos, van con Jesús, pues el discipulado es un viaje, un camino junto con Jesús; pues el corazón, la vida, la razón de ser del discipulado es el seguimiento a Jesús, que no es otra cosa que una adhesión a Él, pues el discípulo recorre un camino de transformación y poco a poco, paso a paso, sus pensamientos, sus afectos, sus palabras y sus acciones serán las de Jesús. La vinculación del discípulo a su Maestro es cada día mayor, hasta llegar a compartir completamente la vida del Maestro, su visión de Dios y del mundo. Los discípulos siguen a un Jesús que está siempre en salida, es el Señor de los caminos, el que comparte las alegrías y las tristezas de sus hermanos.
  • Quien se siente llamado tiene la capacidad para dejar atrás todo aquello que impide una entrega total: “llevaron a tierra las barcas, y dejándolo todo le siguieron”. El llevar las barcas a tierra tiene una significación especial, ya no las volverán a utilizar, ya no las necesitan, para ellos quedan inutilizadas. Es que aquel a quien Jesús llama debe adoptar una actitud de desapego de sus propios bienes; es el tema de una renuncia en libertad y gozo, pues el discípulo ahora ha elegido la parte mejor y está dispuesto a dejar atrás todo aquello que impide la disponibilidad para caminar con Él. Se trata de dejarlo TODO; símbolo de este desprendimiento es el de llevar las barcas a tierra, es la manera de inutilizarlas. Punto de partida del seguimiento es la renuncia que se convierte en la forma de decirle sí al Maestro y que hace que el discípulo desde entonces sea una persona libre, pues el seguimiento de Jesús es con libertad y con amor; libertad que hace del discípulo alguien que no es atado por nada ni por nadie. La renuncia a los bienes es la premisa de la construcción de una nueva jerarquía de valores y de una nueva visión de la vida.

 Sin una apertura total al Maestro, no es posible la formación del discípulo. La renuncia por causa de Jesús tiene un valor positivo, pues indica una actitud de apertura total, de abandono, de confianza total en Jesús. Al Maestro hay que permitirle que sea el único Señor de mi vida. Discípulo es quien se deja conducir dócilmente, con el corazón libre, por el Señor de su vida.