Mater Divinae Gratiae

Madre de la Divina Gracia

Cuando la Congregación de las Hijas de la Iglesia daba los primeros pasos después de su tímido inicio en Roma (24 de Junio 1938), Mons. Ciro Scotti, entonces Vicario General del Obispo Mons. Ernesto De Laurentis, instó la presencia de las Hijas de la Iglesia en el corazón de la Isla de Ischia.

Madre María Oliva Bonaldo, después de varios aplazamientos causados por el clima de guerra que se vivía, aceptó la invitación apremiante de Don Ciro para una visita, en vista de la fundación de una pequeña comunidad, y el 22 de junio de 1941, desembarco en la Isla en compañía de la hermana Olga Gugelmo.

La residencia temporal de las hermanas se estableció en Via Roma; más tarde, en 1943, se trasladaron a los locales puestos a disposición de la comunidad por la parroquia de S. Maria en Portosalvo. Se insertaron con entusiasmo en la pastoral parroquial, especialmente en la catequesis y pastoral litúrgica, y promovieron varias iniciativas, en primer lugar, la Adoración Eucarística del jueves y el canto de las Vísperas en las fiestas.

En 1973 el obispo Mons. Diego Parodi quiso la presencia de la comunidad en la parroquia de S. Maria Assunta, en la Catedral, para la animación pastoral y valoró su colaboración en el campo litúrgico y catequético.

Después la Comunidad se traslado a la iglesia de San Jerónimo, donde se estableció el Centro Eucarístico Diocesano, para dar una respuesta a la necesidad de espiritualidad que, más o menos explícitamente, pide la población de Ischia y, quizás aún más, los numerosos turistas y veraneantes que durante el año, especialmente de abril a octubre, abarrotan las calles, los balnearios y las playas de la Isla.

Pequeña comunidad, con la ayuda y el apoyo de los "Hijos de la Iglesia", laicos que han formado una fraternidad desde 1997, nos sentimos llamadas a estar entre estos hermanos y hermanas como un pequeño, pero constante faro que orienta a Jesús, a  la Palabra y a el Pan partido; animando un camino de Paz y de unidad. Con la alegría de la Pascua, queremos hacer sentir la Iglesia como Madre nuestra, que acoge y acompaña a todos los hombres, siempre y en todas partes. Es por eso que compartimos nuestra oración diaria con nuestras hermanas y hermanos de Ischia y nos ponemos a disposición para escuchar.

La Adoración Eucarística alimentada por el silencio, la Liturgia de las Horas y la escucha de la Palabra bajo la mirada de la "Reina de la Paz", hacen que nuestra "pequeña iglesia" sea un oasis en el ajetreo de la ciudad. Muchos son los turistas que se refugian en la capilla para regenerar el espíritu mientras permanecen en la hermosa Isla para disfrutar de su belleza y recuperar la fortaleza física. La comunidad, sintiendo la preciosidad de este humilde servicio, adapta el horario a las necesidades  de los "Buscadores de Dios", para asociarlos con su diario "Laus Dei".