Sancta Dei Genetrix

Santa Madre de Dios

La comunidad de Sancta Dei Genitrix, se abrió el 8 de abril de 1939, Domingo de Ramos, cuando el obispo de Treviso, Mons. Antonio Mantiero, en los primeros pasos  del Instituto, entregó a la madre Fundadora las llaves de una vivienda junto a la iglesia de San Esteban.

Esta fue nuestra primera casa, que se convirtió en el hogar de las primeras ocho hermanas, Hijas de la Iglesia; por esto y por el estilo de pobreza evangélica vivida desde el principio, fue nombrada por la Fundadora la "Belén" del Instituto.

El Obispo Mantiero también confió a las hermanas el cuidado, custodia y animación litúrgica de la iglesia de San Esteban, que en 1950 se convirtió en Centro Eucarístico con adoración nocturna, animada al inicio por Mons. Juaquín Scattolon y frecuentado por los seminaristas de la Diócesis. Las Hermanas se dedicaron también a la animación litúrgica y catequesis en la parroquia de San Nicolò.

Además ofrecieron,  en nuestra casa, cursos de canto gregoriano y formación litúrgica para las Religiosas y jóvenes de la Diócesis. Recibieron a los pobres, ofreciéndoles un plato caliente al mediodía. Durante muchos años, una hermana colaboró con el periódico diocesano La Vita del Popolo,  en la Delegación de litugia , la de migrantes y en el USMI diocesano.

Hoy la comunidad continúa animando la adoración, que termina con la celebración eucarística vespertina. Celebra  Laudes y Vísperas con los laicos presentes y se dedica a escuchar a las personas que se acercan pidiendo oraciones y apoyo moral.

En 1998 el Obispo Paolo Magnani regaló al Instituto la casa, que ha sido restaurada junto con la iglesia de San Esteban y se ha convertido en una residencia religiosa hermosa y acogedora.

Desde 1998 las Hermanas están trabajando en el apostolado con los inmigrados, en colaboración con la Delegación de Pastoral de Migraciones, acompañando espiritualmente a los diversos grupos étnicos presentes en el territorio. Reconocen a San Esteban como su iglesia, ya que una Santa Misa mensual se celebra en su propio idioma.

Por otra parte, en colaboración con la Cáritas Diocesana proporcionamos para los que piden ayuda bolsas de alimentos y  ofrecemos la comida diaria a una docena de personas  pobres que llaman a nuestra puerta. El contacto con estas personas nos hace más sensibles a las nuevas pobrezas y nos abre a un conocimiento más real del territorio.

Cuidamos con amor  la memoria de nuestra Venerable Fundadora y en particular de la Sierva de Dios Magdalena Volpato, en cuya ciudad natal, San Alberto de Zero Branco, cerca de Treviso, se conservan sus restos mortales; el ofrecimiento de su vida por la unidad de los cristianos siempre revive en nuestros corazones, junto al anhelo ecuménico del "unum sint" implorado por Jesús para todos los suyos.