Carisma

El nombre Hijas de la Iglesia expresa nuestro carisma:
«Conocer, amar y testimoniar a la Iglesia; hacerla conocer y hacerla amar; orar, trabajar y sufrir por ella, a imitación de Jesús, que “amó a la Iglesia, y por Ella se sacrificó a Sí mismo».

Conocer a la Iglesia: “La Santa Iglesia no es conocida, no es amada, porque no es conocido ni amado el Amor que la ha engendrado en el dolor”.…Amar a la Iglesia como Cristo su Salvador la amó y se entregó por Ella.  

Testimoniar a la Iglesia, que es un misterio de comunión trinitaria. Vivimos el “unum sint” con el espíritu de la oración sacerdotal, del cual nuestro Instituto ha sacado inspiración y vida.

Hacer conocer y amar a la Iglesia, hacerla conoscer y amar entre los vecinos, en la parroquia, en la Iglesia local, favoreciendo la formación de una conciencia eclesial.
Orar por la Iglesia: la oración con la Iglesia y por la Iglesia nos abre a la universalidad.
Trabajar por la Iglesia. Participamos en su misión para comunicar a los hermanos la riqueza de su misterio, según las expresiones programáticas de nuestra Fundadora: “Del Cuerpo Eucarístico al Cuerpo Místico”; “Contemplativas y por lo mismo apóstoles”.
Sufrir por la Iglesia, hasta el sacrificio de la salud y de la vida si Dios nos lo pide, a imitación de Jesús, que “amó a la Iglesia y por ella se sacrificó a sí mismo”

Espiritualidad

Nostra espiritualidad es una espiritualidad de comunión, que nos empuja a ser siempre en sintonía con la Iglesia. “Sentire cum Ecclesia” será nuestra password. Sentir, amar, moverse, caminar juntas con la Iglesia, nuestra Madre, con el sincero deseo de anunciar al mundo el amor apasionado de Dios por la humanidad..

Nuestra Fundadora dice: "el verdadero oxígeno del que hoy tiene necesidad el Cuerpo místico de la Iglesia es nuestro gozo de ser para ella Hijas y de demostrarlo claramente, de manera que los hermanos, viéndonos, digan: ¡Dios existe, y es Amor!".

“Nuestra oración se alimenta en las inagotables riquezas del misterio pascual de Cristo. Ellas nos orientan con un siempre renovado fervor a la espiritualidad litúrgica, sacramental, eucarística de nuestra Madre”.

La Eucaristía es el centro de nuestro ser Hijas de la Iglesia, nutre la escucha humilde y orante de la Palabra de Dios, inspira las relaciones fraternales, nos hace un solo Cuerpo y adoradoras de Cristo, hecho pan para cada hombre.