Muchas enfermedades que parecían erradicadas para siempre vuelven a aparecer amenazantes, especialmente en las áreas más pobres; otros, como el SIDA, muestran toda su virulencia. A pequeña escala hacemos trabajo de cuidado y prevención para que, además del alivio material, los enfermos puedan también encontrarse con corazones de hermanas, que los apoyan y reconfortan.