XIV Domingo del Tiempo Ordinario

XIV Domingo del Tiempo Ordinario

Seg., 27 Jun. 22 Lectio Divina - Ano C

Jesús está en camino hacia Jerusalén, hacia el final de su vida. La liturgia de la Palabra presenta la Iglesia en camino y las exigencias de la misión: la pobreza y la cruz– en espera de la alegría y unión de todos los pueblos en la nueva Jerusalén. El evangelio de Lucas nos narra la misión de los setenta y dos a diferencia de los doce, que es una misión distinta; ellos lo han dejado todo y siguieron a Jesús, con los setenta y dos ha llamado a hombres y mujeres dedicándose a establecer al Reino de Dios en este mundo viviendo en su gracia y continua en la eternidad. Jesús los envía de dos en dos, signo de apoyo, unidad y amor invocando a Dios primero; ya que la soledad impide pensar en los demás y entrarme a mí mismo, el propósito de enviarlos juntos es abrir los caminos del Señor como lo hizo Juan el Bautista.
La invitación de rogar al dueño de la mies que envié obreros a su mies y las instrucciones que son dadas muestran una plena confianza en el Señor: no lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias... Jesús en este momento nos habla a mí y a ti para hacer parte de esta gran misión, pues somos pocos. Esta situación nos debe interrogar: ¿hago la voluntad de Dios? ¿Cómo estoy aportando para ayudar a la construcción del reino? Aceptar su misión y sus instrucciones es un desprendimiento de todo aquello que impida seguirle; confiar en Él permite decir: Señor, tú tienes el timón de este nuevo viaje en mi vida; aunque hayan días oscuros Él es la luz de la esperanza y puedo decir: nada temo, porque tú vas conmigo.
Jesús también les dice que no saluden a nadie en el camino. Eso parece un poco fuerte, a menos que entiendas cómo se saludan los del Medio Oriente, que es un saludo formal y consume mucho tiempo. ¡Jesús advierte a los misioneros que si se detienen para saludar a todos los que se encuentran en el camino, nunca llegarán a la siguiente aldea!.
Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”.
“Pero no se alegren que los demonios se les someten. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo
”.
Tener sus nombres escritos en el cielo les da mucho más privilegio que el que les da su recién encontrado poder sobre demonios. Los discípulos han sido ciudadanos de una pequeña nación ocupada, obligados a pagar tributos a los romanos, obligados a cargar las penas del soldado romano de kilómetro a kilómetro, requeridos a obedecer al gobernador romano. Ahora son ciudadanos del reino de Dios. Su poder sobre demonios sí es causa para regocijo, pero su ciudadanía en el reino es el mayor regalo.
También hoy Jesús quiere entrar en muchos corazones y necesita de amigos -¡nosotros!- que le preparen el camino.
Preparan el camino de Jesús la madre y el padre de familia que, a pesar de sus muchos afanes, sacan todos los días unos minutos para convivir con los hijos y enseñarles con las palabras y el ejemplo las virtudes y la forma de vivir de un cristiano.
Prepara el camino de Jesús el que con su vida honrada provoca a creer que sí se puede -¡qué hallazgo!- vivir con la honestidad que Cristo predicaba.
Preparan el camino a Jesús esos jóvenes que tienen el valor heroico y martirial («mártir» viene del griego «testigo») de vivir con pudor y respeto al cuerpo en esta sociedad obsesionada por la libídine y que se muere de envidia ante estas almas con las agallas suficientes para librarse de la esclavitud que a ella le sofoca.
Prepara el camino de Jesús el cristiano que cada día despierta con la ilusión maravillosa de saberse elegido por Cristo para hacerle presente entre los hombres.
Prepara el camino de Jesús el cristiano que se sabe puente entre Dios y los hombres, y sabe respetar la voluntad de Dios para cada alma. También hoy el Espíritu Santo inspira caminos diferentes dentro de la Iglesia para llevarnos a Cristo. Caminos que debemos amar, defender y proteger.
Preparan el camino de Jesús las almas cansadas que se esfuerzan por sonreír con la cara y con el alma a cada día lleno de lo mismo, a cada sorpresa no del todo grata.

Propósito
Preparemos el camino de Jesús como personas agradecidas, que endulzan la vida y son recreo del cielo por su sencillez.

Oración
Jesús, Tú me enseñas que quien te lleva en el corazón se llena de paz y transmite la paz. Necesito crecer en la paciencia y la humildad para ser ese instrumento que pueda llevar tu paz, donde haya desunión, egoísmo, tristeza, etc., como nos dice san Francisco de Asís. No permitas que me autoengañe «aparentando» seguir tu voluntad cuando en el fondo busco hacer siempre mi parecer.